viernes, 9 de marzo de 2012

The Hardest Part

                                     
   Desde siempre había sabido que en la vida no te regalan nada, que eso del destino es una ínfima parte del futuro, que para que la inspiración te pille trabajando lo más importante es trabajar, trabajar mucho. Y aún así, quizás porque hasta entonces todo le había resultado bastante fácil en la vida, aún sabiendo que llegaría el momento en que lo fácil se esfumaría, la pilló desprevenida. 
   Tan desprevenida que no supo reaccionar, tan decepcionada consigo misma que le resultaba difícil expresar cómo había podido ocurrir, cómo era posible que aún predicando desde que era pequeña que las cosas se consiguen esforzándose, en el momento crucial en que tenía que aplicárselo se bloqueó.
   Lo peor no era bloquearse, lo peor era que aún estando completamente bloqueada y sabiendo el porqué, seguía sin poder reaccionar. Vacía por dentro, sintiéndose mal por decepcionar a quienes la rodeaban y sintiéndose aún peor consigo misma.
   Y pasaban los días, las semanas, y todo seguía igual. El tiempo que pasaba era directamente proporcional a sus sentimientos de culpa. Nada mejoraba en ella misma, sentía que la reacción estaba lejos de llegar. 
   Intentaba provocar un cambio, un shock que le devolviera las riendas de su vida, una reacción.
   Y muy en su interior sabía que ningún shock le devolvería el control de su vida, que tenía que ser ella misma la que lo consiguiera.
   Aún así, engañándose a si misma, esperaba algo que le abriera los ojos y la mente, algo que le solucionara ese caos mental en el que estaba sumergida y que la estaba ahogando. Esperando salir a la superficie del mundo real, esperando ese despertar que, aunque estaba más lejos que nunca, necesitaba y ansiaba con todas sus fuerzas.

M.

1 comentario: